El espacio en blanco: el lugar donde todo comienza

Algunas veces, cuando un alumno termina de tocar una pieza y su ejecución no refleja todos los detalles de la partitura, o sencillamente suena algo deficiente (especialmente cuando en otras ocasiones la había ya interpretado de mejor manera), hago una pregunta aparentemente inocente: “¿Puedes señalar en la partitura dónde comienza la música?”. Los que escuchan esta pregunta por primera vez quedan perplejos, comienzan a dar una serie de respuestas sin estar enteramente convencidos (la primera nota de la pieza, el signo de compás, la clave de sol, la armadura, o algún otro punto de la página) y voltean a mirarme con la esperanza de haber acertado en la respuesta..

El signo de compás, la armadura y las claves son todos aspectos importantes de la música, pero no son el punto donde esta inicia. La curiosidad de los alumnos despierta cuando les sugiero que quizás la música comienza antes de los símbolos escritos, en un “espacio en blanco”.

Al descubrir que en la mayoría de las partituras, al inicio de la primera línea, hay un pequeño espacio en blanco similar a las sangrías al comienzo de cada párrafo en un texto, surge una pregunta interesante: ¿Por qué existe este espacio? Aunque hay razones de orden tipográfico, quizás existen también razones musicales.

Muchos alumnos comienzan a ejecutar las piezas sin detenerse a pensar en lo que quieren expresar. La motivación inmediata puede ser “voy a tocar la Sonatina en DO”, pero, ¿han reflexionado realmente sobre lo que esto implica? ¿Están su cerebro, sus dedos y sus sentidos preparados para transmitir todos los matices musicales y técnicos de este “cuento musical”? ¿Han respirado profundamente para estabilizar su pulso cardiaco, calmar su mente y enfocar su energía? ¿Está el cien por ciento de su atención en la música o están distraídos? La partitura nos permite tomarnos este momento de preparación, pero muchos pasan por alto esta oportunidad.

En este mundo moderno complejo y agitado, estamos siempre rodeados de ruidos y estímulos que compiten por atraer nuestra atención. Detenernos a observar detalles pequeños y aparentemente insignificantes, coo el pequeño espacio en blanco al inicio de la partitura, puede parecer innecesario. Pero, ¿acaso este no aparece intencionalmente? Este pequeño espacio les da TIEMPO a los pianistas. Tiempo de pensar, tiempo de prepararse y asimilar las armaduras, los signos de compás, los matices, los cambios de carácter, las articulaciones, el balance, el tempo y los demás detalles que hacen especial la pieza.

Los “inicios en falso”, cuando los alumnos vuelven a comenzar después de haber tocado ya varios compases; los tropezones al empezar las piezas para llegar a tocar bien ocho o más compases después; las ejecuciones “robóticas”, presionando teclas sin ninguna intención musical: todos estos problemas pueden evitarse si sencillamente nos tomamos un momento para pensar, hacer conciencia del “espacio en blanco” y aprovechar todas las posibilidades.

*Partitura: Sonatina de Muzio Clementi, Lecciones y Teoría nivel 6, página 18.